#1. LOU REED – EDGAR ALLAN POE
— The Raven, Lou Reed (Reprise, 2002). 2 CD. Duración: 2 horas, 25 minutos.
— Cuentos completos, Edgar Allan Poe (Edhasa, 2009). Traducción de Julio Cortázar. Rústica, 1024 pp.
— Poe: A Life Cut Short, Peter Ackroyd (Chatto & Windus, 2008). Tapa dura, 176 pp. [Traducción al castellano: Poe: Una vida truncada (Edhasa, 2009). Traducción de Bernardo Moreno. Tapa dura, 192 pp.].
INTRODUCCIÓN
Por la época que condujo a la grabación de The Raven, Lou Reed (Brooklyn, 1942 — Southampton, Estado de Nueva York, 2013) había resucitado de entre los muertos. Con el cambio de siglo se sucedieron periódicamente bulos sobre su fallecimiento por sobredosis de heroína, hasta el punto que cuando realmente murió (por enfermedad) ni siquiera la revista Rolling Stone, primera en dar el aviso, fue considerada una fuente fiable. Esta supervivencia a los intentos por enterrarle vivo, desde sus propios experimentos hasta la ignorancia del entorno musical, es una de las características del compositor; tanto como la obsesión por la literatura recitada (esto viene de su etapa en la Velvet Underground y fue fomentado por su última esposa), la exploración de la oscuridad en el corazón del hombre, o la independencia del pasado.
Cuando Edgar Allan Poe (Boston, 1809 — Baltimore, 1849) vio la publicación de El cuervo, en enero de 1845 (en el recientemente refundado The Evening Mirror de Nueva York), su figura empezó a ser visible en el mundo de los vivos. Fue la fatalidad, junto a su «capricho, impulso, pasión, anhelo de la soledad y mofa de las cosas de este mundo» (según el conocido extracto de la carta que dirigió al no menos sombrío James Russell Lowell), el conjunto de elementos que enseguida acude a la mente cuando pensamos en el escritor americano. Pocas veces encontraremos en la relación entre música y literatura un binomio tan aparentemente evidente, una impresión tan sólida, de correspondencia entre artistas, a pesar de que existen diferencias sustanciales entre ambos. Sin duda, Reed es el músico que nos parece apropiado para reflexionar sobre los relatos y poemas de Edgar Allan Poe y explorar el oído musical de tales cuentos, de ahí nuestra elección. Y Poe narró aquellas historias llenas de oscuridad para que individuos como Reed no solo las emplearan como inspiración, sino que además extrajeran del interior sus auténticas sombras. No obstante, no se trata de que Lou Reed fuera un ser predestinado a musicalizar la obra de Poe; más bien, Poe contenía en su obra todos los temas de interés de Reed, y Reed solía llegar muy lejos cuando algo avivaba su interés. Con este primer disco de nuestra Discoteca Literaria intentaremos analizar los aciertos y errores de este acercamiento a Allan Poe; ya que The Raven, una obra clasificada menor en uno, consagración popular para el otro, se encuentra repleta de pistas (y deseos compartidos) para entender mejor tanto la carrera del guitarrista neoyorquino más allá del terciopelo, como el alma atormentada del cuervo de Boston.