Tras la blasfemia del título ¡Me cago en Godard! (Arpa Editores Barcelona 2019), atribuida por el autor al crítico Manuel Ligero, a la salida de una proyección de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, se esconde uno de los ensayos más amenos y lúcidos sobre la politización del cine de Hollywood y su errónea lectura neoliberal. En efecto, Pedro Vallín defiende la idea de que el cine americano es más progresista que el europeo, en contra de lo afirmado por la crítica.
Partiendo del juego de dualidades, Vallín se adentra en la desmitificación de lo preconcebido, defendiendo el placer de disfrutar del cine sin culpabilidad y demostrando, haciendo uso de los arquetipos mostrados en los principales géneros a lo largo de la historia, la función emancipadora de las películas.