Olivier Truc

Se come­ten crí­me­nes en todas par­tes. Y a medi­da que pasa el tiem­po van que­dan­do menos luga­res geo­grá­fi­cos por explo­rar el géne­ro poli­cia­co. Esta­mos más que habi­tua­dos a los ambien­tes fríos del nor­te de Euro­pa, des­cu­bier­tos como idea­les para «dar mata­ri­le» al vecino. De aque­llas tie­rras nos fal­ta­ba inves­ti­gar, por ejem­plo, Lapo­nia, don­de, dicen, resi­de Papá Noel. Un pun­to del pla­ne­ta que, lejos de ser idí­li­co, pare­ce una bom­ba a pun­to de explo­tar. El perio­dis­ta y aho­ra tam­bién autor de fic­ción Oli­vier Truc nos pre­sen­ta El últi­mo lapón (Edi­cio­nes Des­tino, 2013). Gra­cias a su escri­tu­ra cono­ce­re­mos al deta­lle cómo tra­ba­ja la poli­cía de renos, de qué mane­ra se enfren­tan los sami a su pasa­do y a un futu­ro incier­to. El robo de un tam­bor sami y el ase­si­na­to de un pas­tor de renos des­en­ca­de­na­rá una doble inves­ti­ga­ción que con­du­ci­rán dos agen­tes de Kau­to­keino, Kle­met Nan­go y Nina Nan­sen. El bille­te para este via­je inclu­ye cono­cer la reali­dad de un lugar del que no sue­len lle­gar noticias.

¿Estás de acuer­do en que el géne­ro poli­cia­co es el que mejor refle­ja la reali­dad del momen­to, en aspec­tos polí­ti­cos, socia­les, económicos…?

Para mí la nove­la poli­cia­ca es lo que vie­ne des­pués del perio­dis­mo. Nues­tra fun­ción como perio­dis­tas es expli­car lo que fun­cio­na bien o lo que no fun­cio­na en la socie­dad. Este tipo de nove­las per­mi­te que las pro­ble­má­ti­cas com­pli­ca­das sean acce­si­bles. Tie­ne un papel impor­tan­te en este sentido.

Y al deci­dir­te por uti­li­zar la fic­ción, ¿tuvis­te cla­ro que tenías que hacer­lo aden­trán­do­te en el género?

Pues la ver­dad es que la pri­me­ra idea no fue escri­bir una nove­la. La base de este libro está en mi tra­ba­jo como perio­dis­ta. Hice muchos repor­ta­jes en Lapo­nia, no solo sobre samis, tam­bién sobre el desa­rro­llo eco­nó­mi­co. He ejer­ci­do mucho por allí arri­ba. Tuve la opor­tu­ni­dad de tra­ba­jar con la poli­cía de los renos, algo que me gus­tó mucho por­que per­mi­te tener un pun­to de vis­ta dis­tin­to sobre la reali­dad social, muy lejos de la ima­gen gla­mu­ro­sa que tene­mos de los sami, a los que vemos en folle­tos turís­ti­cos con los renos y los tra­jes de colo­res. No es esa la reali­dad que cono­cí, y des­cu­brí que tra­ba­jar con la poli­cía de los renos era una bue­na mane­ra de escri­bir sobre esa reali­dad a tra­vés de los ojos de los agen­tes, ana­li­zan­do cómo fun­cio­na la socie­dad del nor­te des­de den­tro. Pen­sé en hacer un libro de repor­ta­jes y lue­go, pro­gre­si­va­men­te, jugan­do con un posi­ble per­so­na­je mien­tras pre­pa­ra­ba la estruc­tu­ra de ese libro, me decan­té natu­ral­men­te hacia la nove­la negra. Se me impu­so por­que había mucha mate­ria cri­mi­nal que resul­ta­ba interesante.

Estra­té­gi­ca­men­te, Lapo­nia es una zona nór­di­ca muy pecu­liar, inclu­so a nivel admi­nis­tra­ti­vo. Des­de hace algu­nos años pare­ce que la cul­tu­ra popu­lar, la socie­dad sami, está tenien­do cier­to peso social, se rei­vin­di­ca el lega­do indígena.

Es cier­to que Lapo­nia es una zona, des­de un pun­to de vis­ta eco­nó­mi­co, cada vez más impor­tan­te, por­que exis­ten muchos recur­sos natu­ra­les de los que pode­mos hablar lue­go. Hay con­flic­tos que han teni­do lugar en Lapo­nia, con «indig­na­dos» sami que pro­tes­tan con­tra un pro­yec­to de minas cer­ca de Yok­moK. La cul­tu­ra sami vive una pre­sión polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca muy fuer­te. El gobierno sue­co tuvo que decla­rar hace ape­nas dos sema­nas, con­sul­ta­do por el tri­bu­nal en el caso de un pro­yec­to de minas en Lapo­nia que ha gene­ra­do un con­flic­to con pas­to­res de renos y agri­cul­to­res. El gobierno dijo que los bene­fi­cios que la socie­dad sue­ca con­se­gui­ría con la aper­tu­ra de las minas serían más impor­tan­tes que con el gana­do de renos, por lo que han per­mi­ti­do la explo­ta­ción mine­ra. Aun­que los paí­ses nór­di­cos tie­nen fama de res­pe­tar los dere­chos loca­les, en el caso de los sami no es así. No en la actualidad.

En El últi­mo lapón des­ta­ca el papel de las muje­res en dife­ren­tes ámbi­tos, polí­ti­co, eco­nó­mi­co, en el cam­pe­si­na­do y gana­de­ro, más humil­de… Con Nina des­cu­bri­mos los pro­ble­mas a los que se enfren­ta allí una mujer en la carre­ra policial.

En Euro­pa del nor­te en gene­ral y en Lapo­nia en par­ti­cu­lar, hay situa­cio­nes muy dis­tin­tas de lo que pode­mos cono­cer en el sur del con­ti­nen­te. El per­so­na­je de Nina es intere­san­te para mí por­que me per­mi­te, por medio de su mira­da, mos­trar a una mujer femi­nis­ta en una socie­dad en la que pre­do­mi­na el machis­mo y, ade­más, en un espa­cio rural, entre pas­to­res de renos. Es cier­to que los hom­bres que pas­to­rean se van al nor­te, al frío, pero son las muje­res las que hacen fun­cio­nar la socie­dad cuan­do los hom­bres no están, aun­que ellos tie­nen la sen­sa­ción de hacer todo el tra­ba­jo. El lugar de la mujer en la socie­dad nór­di­ca es muy espe­cial. Habla­bas de polí­ti­ca. En Sue­cia, y en Norue­ga tam­bién, exis­te la igual­dad entre hom­bres y muje­res cuan­do abor­da­mos ese terreno. Si nos aden­tra­mos en la eco­no­mía y la empre­sa, Sue­cia es muy dife­ren­te, los Con­se­jos de Admi­nis­tra­ción están con­tro­la­dos por los hom­bres. Pero en Norue­ga apro­ba­ron una ley hace unos años para equi­li­brar las cuo­tas de muje­res en los equi­pos direc­ti­vos de las gran­des empre­sas. Han de repre­sen­tar, como míni­mo, un 40% de los altos car­gos, si no la empre­sa debe pagar una mul­ta e inclu­so se les pue­de obli­gar a cerrar. Estas cosas se toman en serio. Nina y el res­to de per­so­na­jes feme­ni­nos asu­men un papel que per­mi­te ver las para­do­jas del sis­te­ma nórdico.

Sien­to curio­si­dad por Berit Kutsi, un per­so­na­je feme­nino que tra­ba­ja en una gran­ja al que, intu­yo, has mima­do mucho.

Lo que me resul­ta intere­san­te de Berit, y fue algo mági­co de la escri­tu­ra de esta nove­la, es que es un per­so­na­je que no esta­ba pre­vis­to al prin­ci­pio. Se me ocu­rrió cuan­do empe­ce a escri­bir­la por­que tenía un pro­ble­ma con la pro­gre­sión de la intri­ga. La solu­ción que encon­tré para resol­ver este obs­tácu­lo fue crear un per­so­na­je que me ayu­da­ra a tras­pa­sar un pun­to difí­cil. Iba a tener un papel muy secun­da­rio pero fue cre­cien­do. Me gus­tó mucho dar­le vida y ver­la evo­lu­cio­nar. Fue una sor­pre­sa para mí mis­mo, sí, resul­tó mágico.

Para crear a Nina, ¿te ins­pi­ras­te en algu­na mujer poli­cía que hayas cono­ci­do en Lapo­nia, que te ofre­cie­ra esa visión de sus pro­ble­mas con el tra­ba­jo y el machismo?

Des­cu­brí la poli­cía de los renos en 2004. Hice un segui­mien­to para una serie de repor­ta­jes que salió publi­ca­do en verano de ese año en Libé­ra­tion, el dia­rio en el que tra­ba­ja­ba enton­ces. Estu­ve con una patru­lla cons­ti­tui­da por un poli­cía sami que tenía unos 50 – 55 años, y una joven poli­cía rubia que venía del sur de Norue­ga y que resul­tó ser la pri­me­ra mujer que ingre­só en la poli­cía de los renos. Esta pare­ja me pare­ció fan­tás­ti­ca, los con­tras­tes eran tan fuer­tes que aca­ba­ron sien­do la prin­ci­pal fuen­te de ins­pi­ra­ción para los pro­ta­go­nis­tas de la nove­la. Lue­go aña­dí otros mati­ces, pero Nina está ins­pi­ra­da en esta mujer.

el-ultimo-laponAlgo que tam­bién me ha intere­sa­do es cómo abor­das el con­flic­to entre los dife­ren­tes cuer­pos de poli­cía, lo que recuer­da mucho a lo que suce­de en EE.UU. con la poli­cía y los agen­tes fede­ra­les. ¿Esa riva­li­dad, encar­na­da por el ins­pec­tor de poli­cía Brat­tsen, es real?

Es mi par­te nove­la­da. Un tiem­po des­pués del repor­ta­je para Libé­ra­tion, regre­sé para hacer un docu­men­tal de TV. Pasé dos meses con ellos en verano, des­pla­zán­do­me en moto­nie­ve, vivien­do varias expe­rien­cias, entre ellas algu­nos enfren­ta­mien­tos de la extre­ma dere­cha con los sami que, en par­te, tam­bién apa­re­cen refle­ja­dos en el libro. El desem­pe­ño de la poli­cía de los renos es deli­ca­do por­que están entre dos aguas. Por un lado, son poli­cías, cla­ro. Pero los sami no están bien vis­tos por la pro­pia jerar­quía del cuer­po de poli­cía, se les con­si­de­ra per­so­nas que actúan de una mane­ra muy par­ti­cu­lar, no siem­pre de acuer­do con las nor­mas. Recuer­do que uno de los agen­tes con los que estu­ve fil­man­do para el docu­men­tal lle­va­ba cin­co años en la poli­cía de los renos y le pre­gun­té a cuán­ta gen­te había dete­ni­do, cuán­tas veces había saca­do las espo­sas. Se puso a pen­sar: nin­gu­na. Así tra­ba­jan, de mane­ra muy dis­tin­ta a la tra­di­cio­nal. Por eso nove­lé ese supues­to enfren­ta­mien­to entre los cuer­pos poli­cia­les a modo de sen­sa­ción cap­tu­ra­da en el lugar, en el ambien­te. Para la mayo­ría de la socie­dad norue­ga y sue­ca los sami repre­sen­tan una can­ti­dad muy peque­ña de la pobla­ción, ¿para qué van a nece­si­tar una poli­cía propia?

A medi­da que lee­mos tu nove­la nos encon­tra­mos con dife­ren­tes mis­te­rios, no solo los casos por resol­ver ‑el robo del tam­bor sami y el ase­si­na­to de uno de los pastores‑, sino que ade­más vas intro­du­cien­do otros ele­men­tos que aumen­tan la intri­ga, como el pasa­do de los agen­tes Nina y Kle­met. ¿Ha sido el peso del pasa­do una de las herra­mien­tas con las que te encon­tras­te para tra­ba­jar el suspense?

Escri­bí la his­to­ria que que­ría con­tar, no pen­sé en cómo atra­par al lec­tor. Había varias pro­ble­má­ti­cas que tenía ganas de abor­dar, y lue­go bus­qué una mane­ra de cons­truir una tra­ma que per­mi­tie­ra esta­ble­cer los víncu­los entre ellas. Esta intri­ga la creé para que la pro­ble­má­ti­ca fue­ra encar­na­da por los per­so­na­jes. Me pare­cía muy vivo a nivel de narra­ción. Cuan­do son los per­so­na­jes quie­nes encar­nan dis­tin­tos valo­res y difi­cul­ta­des, al rela­cio­nar­los se crea una acción y enton­ces pasan cosas. Kle­met, por ejem­plo, es el per­so­na­je más desa­rro­lla­do en cuan­to a su pasa­do. Lo que me intere­sa­ba de él es que tie­ne pro­ble­mas de iden­ti­dad. Si que­re­mos abor­dar la iden­ti­dad de las per­so­nas, hay que mirar al pasa­do. Y en el caso de Kle­met no se tra­ta solo de su pasa­do. Es el pasa­do de muchos sami a tra­vés de Kle­met. Es decir, median­te la his­to­ria más peque­ña expli­co la gran his­to­ria. La nove­la poli­cia­ca tam­bién está ahí para hacer salir his­to­rias del pasado.

A muchos escri­to­res que pro­vie­nen del perio­dis­mo les cues­ta qui­tar­se de enci­ma el esti­lo, las for­mas de su ofi­cio. Pare­ce que hayas que­ri­do huir del tex­to infor­ma­ti­vo, con muchos datos por par­te del narra­dor. La infor­ma­ción está pero dosi­fi­ca­da de mane­ra más lite­ra­ria. ¿Cómo te enfren­tas­te a ello, te cos­tó o sur­gió de mane­ra natural?

No lo sé. Es una cues­tión intere­san­te y difí­cil de con­tes­tar. Ten­go la sen­sa­ción de no haber hecho nin­gún esfuer­zo. Es decir, ha sali­do de mane­ra natu­ral. Sabía, cuan­do empe­ce, que que­ría hacer pasar unos cuan­tos men­sa­jes. Hay una face­ta docu­men­tal que has adver­ti­do muy bien, basa­da en hechos reales, pero no se tra­ta­ba de hacer un libro para perio­dis­tas, como lo hubie­ra sido optan­do por mi pri­me­ra opción de repor­ta­je. Lue­go deci­dí que no era lo que que­ría hacer. Al plan­tear­me el paso a la nove­la se libe­ró una cosa en mi. Incons­cien­te­men­te debía tener ganas de hacer esto des­de hacía mucho tiem­po. Hace más de trein­ta años que soy y pien­so como perio­dis­ta. Qui­zás debí dar este paso hace diez o quin­ce años, no sé, pero me ha sali­do aho­ra, sin for­zar­lo. Conoz­co y admi­ro, como lec­tor, a muchos com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ras perio­dis­tas que se han vol­ca­do en expli­car la his­to­ria con hache mayús­cu­la median­te la his­to­ria con hache minús­cu­la. Si ha fun­cio­na­do en El últi­mo lapón es por­que estoy impreg­na­do con la mate­ria de esos libros. Des­pués de esta expe­rien­cia, creo que para que fun­cio­ne no hay que for­zar sobre la hache mayús­cu­la, hay que encar­nar los hechos en per­so­na­jes. Y vol­ve­mos al per­so­na­je de Kle­met. Si tene­mos a alguien que encar­na lo que que­re­mos trans­mi­tir, no es nece­sa­rio aña­dir infor­ma­ción, el per­so­na­je ya la lle­va con­si­go. La infor­ma­ción tie­ne que ofre­cer­se a tra­vés del diá­lo­go, del com­por­ta­mien­to de los per­so­na­jes. Así es como se trans­mi­te de mane­ra natu­ral. Y es así como me gus­ta tra­ba­jar ahora.

En cuan­to al esti­lo, se advier­te, por ejem­plo, que en las esce­nas en las que quie­res crear más impac­to recu­rres a fra­ses muy bre­ves, contundentes.

El esti­lo cor­to tam­bién lo uti­li­zo en mis tra­ba­jos perio­dís­ti­cos. A menu­do inten­to escri­bir con fra­ses que no sean dema­sia­do lar­gas. Esto vie­ne del hecho de haber tra­ba­ja­do en TV y radio, don­de sabe­mos que no pode­mos hacer fra­ses lar­gas para no per­der al oyen­te o al teles­pec­ta­dor. Si lo hace­mos se pier­de el hilo. La escri­tu­ra cor­ta per­mi­te dar un rit­mo par­ti­cu­lar. En algu­nos capí­tu­los tuve la ten­ta­ción de hacer mucha des­crip­ción. Pasé algu­nos inter­va­los de tiem­po escri­bien­do en una caba­ña, en La Garri­ga, cer­ca de mi casa. No siem­pre me fun­cio­na­ba, pero cuan­do lo hacía veía a los per­so­na­jes delan­te mío, tenía la sen­sa­ción de ser un perio­dis­ta que asis­tía a una esce­na, la veía pasar delan­te de mis ojos, era algo muy vivo.

Expli­cas el poco enten­di­mien­to que hay en Lapo­nia entre los gana­de­ros y los polí­ti­cos. ¿Se gene­ran muchos conflictos?

Sí, están abier­tas varias situa­cio­nes difí­ci­les vin­cu­la­das a la cría de renos. Reto­mo lo que te expli­ca­ba antes, como ejem­plo. En Yok­moK hay una com­pa­ñía bri­tá­ni­ca que ha pre­sen­ta­do un pro­yec­to para abrir una mina de hie­rro en un lugar per­di­do en medio de la tun­dra, pero hay varios cla­nes sami que crían renos allí. Si se hace la mina, los cla­nes van a tener que des­pla­zar­se. Los pas­to­res están en con­tra y lle­van tiem­po mani­fes­tán­do­se. La poli­cía ha inter­ve­ni­do varias veces para que impi­dan a los camio­nes lle­gar has­ta allí. Pero la cosa no aca­ba en eso, por­que el caso ha enfren­ta­do tam­bién a los sami con el muni­ci­pio, ya que las auto­ri­da­des están de acuer­do con la aper­tu­ra de la mina, que apor­ta­rá empleo e ingre­sos a tra­vés de los impues­tos. Hay muchos casos así en todas par­tes. Es algo muy real. Y la situa­ción está com­pli­cán­do­se jus­to aho­ra. En el libro apor­to esta pro­ble­má­ti­ca de las minas que duran­te el pro­ce­so de escri­tu­ra se esta­ba comen­zan­do a dis­cu­tir. La cosa va a peor, tan­to en Lapo­nia como en toda la zona nor­te de Euro­pa, muy rica en mine­ra­les. Hay bos­ques, pero lo que pre­do­mi­na es el mine­ral. Tene­mos dece­nas de com­pa­ñías inter­na­cio­na­les que explo­ran la región para la explo­ta­ción de hie­rro, níquel, oro, ura­nio… para todo. Hay per­mi­sos, hay con­flic­tos, y no hay nin­gún con­trol. Debi­do a la cri­sis eco­nó­mi­ca, a los gobier­nos no les preo­cu­pa bus­car el tra­ba­jo y las rique­zas allá don­de se encuen­tren. Hace vein­te años que vivo en Sue­cia y nun­ca había vis­to una movi­li­za­ción con­tra el Esta­do como la que hay aho­ra en Yok­moK . Hubo una en Norue­ga en 1979, con­tra el pro­yec­to de un embal­se y la gen­te aún lo recuer­da, fue algo que mar­có la vida de los sami. Lo de aho­ra tie­ne la mis­ma enver­ga­du­ra. Y va a ir creciendo.

Por lo que has deja­do caer antes, estás pen­san­do en el futu­ro de los personajes.

Estoy en ello, con la con­ti­nua­ción. Voy por la mitad. Vol­ve­rán a apa­re­cer Nina y Kle­met. Pro­fun­di­za­ré más en el per­so­na­je de Nina, no en su pasa­do, me cen­tra­ré en la rela­ción con su padre, que tra­ba­ja­ba en la indus­tria del petro­leo. Pero aho­ra, más que su pasa­do, me preo­cu­pa su futuro.

* El últi­mo lapón. Oli­vier Truc.
Tra­duc­ción de Joan Riam­bau Môller.
Edi­cio­nes Des­tino (Bar­ce­lo­na, 2013).

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