Juanjo Sáez

Juan­jo Sáez es un joven dise­ña­dor y dibu­jan­te que, entre otra muchas cosas, se dedi­ca a la tele. Crea­ti­vo en Arroz pasa­do (Arròs covat en cata­lán), una de las series de mayor éxi­to en este año (emi­ti­da en TV3 y en TNT), aca­ba de publi­car su ver­sión grá­fi­ca en Reser­vo­ir Books al mis­mo tiem­po en que apa­re­ce el DVD con la pri­me­ra temporada.

Xavi Mas­déu, el pro­ta­go­nis­ta, es un dise­ña­dor grá­fi­co de éxi­to que, aca­ba­dos de cum­plir los trein­ta años, sien­te que se le está «pasan­do el arroz». Ena­mo­ra­do de su novia Sonia, la vida se le tras­to­ca cuan­do apa­re­ce Luz, otra dise­ña­do­ra grá­fi­ca de la que se ena­mo­ra loca­men­te, pro­vo­can­do que Sonia le deje. Ni los con­se­jos de su tía Paqui­ta ni la inter­ven­ción de sus com­pa­ñe­ros y ami­gos con­si­guen lle­var­le por buen camino…

¿Cómo te metes en el enre­do que repre­sen­ta una serie de televisión?

En TV3 esta­ban pen­san­do en algún pro­yec­to de ani­ma­ción para adul­tos, para una audien­cia juve­nil. En ese pro­yec­to entró Escán­da­lo Films y duran­te un año y medio estu­vie­ron desa­rro­llan­do ideas. Según el con­tra­to de TV3 esta­ba esti­pu­la­do que tenían dere­cho a parar­lo si los guio­nes no eran bue­nos. Ya se habían gas­ta­do el dine­ro pre­su­pues­ta­do y lo daban por cerra­do. Se les ocu­rrió lla­mar­me pen­san­do en que, por mi expe­rien­cia en dise­ño grá­fi­co, podría dar­le un aire moderno y refor­zar el tra­ba­jo de guión. Leí lo que habían hecho y no me gus­tó nada, era muy explí­ci­to en sexo y vio­len­cia, a lo South Park y, cla­ro, en TV3 son muy carrin­clo­nes. En un prin­ci­pio no esta­ba intere­sa­do en entrar, no me gus­ta tocar los pro­yec­tos de otros. Les plan­teé crear algo dife­ren­te, hici­mos un pilo­to y a los de TV3 les intere­só. Así que se tra­ba­jó sobre esas nue­vas ideas. Mi papel en el pro­yec­to resul­ta­ba ambi­guo, por­que tenía otros tra­ba­jos en cur­so. En reali­dad, entré como refuer­zo creativo.

Y el resul­ta­do no te aca­bó de convencer…

Sí me gus­tó, con lo que que­dé des­con­ten­to fue con la mane­ra de tra­ba­jar, con el pro­ce­so. No es cul­pa de ellos, es el «mal de los pro­duc­to­res». No se valo­ra la crea­ti­vi­dad y depen­den de una jerar­quía muy mar­ca­da don­de no se dis­cu­te, se recu­rre al manual y no hay mane­ra de salir de él. A mi me gus­ta pro­bar cosas con los giros, los chis­tes… al mar­gen de las nor­mas. Como vie­ron que ofre­cía resis­ten­cia, pasa­ron de mí. No me deja­ron par­ti­ci­par en las reunio­nes ni en el avan­ce de la ani­ma­ción. Me apar­ta­ron para que no molestara.

Podría­mos decir que el libro es la ver­sión del director.

Del crea­ti­vo [se ríe].

¿Sabías que lo ibas a aca­bar publicando?

Bueno… sí [se ríe]. Hice el tra­ba­jo con cier­ta picar­día. No sabía si la serie se iba a emi­tir, si ten­dría éxi­to… Dedi­car tan­to tiem­po a un pro­yec­to y que lue­go fra­ca­se o que ni siquie­ra sal­ga a la luz es un desas­tre. Todo va muy ace­le­ra­do, con el tiem­po jus­to. Si ese esfuer­zo aca­ba en la basu­ra me depri­mo. La idea pedía un story­board, que no deja de ser un cómic. Así que deci­dí tra­ba­jar­lo como tal con la inten­ción de poder aprovecharlo.

arroz-pasadoY te ha sali­do un «tocho» de 750 páginas…

En reali­dad iba a ser un serial de cua­tro tomos, pero se deci­dió publi­car­lo en un volu­men. Me pare­ce increí­ble, con lo vago que soy, haber hecho un libro tan gor­do. Pero tam­bién me hace gra­cia y me sien­to orgu­llo­so. Tie­ne un aire de serie man­ga, es curio­so. Nun­ca había desa­rro­lla­do un pro­yec­to en el que tra­ba­ja­ra los per­so­na­jes a modo de fic­ción seria­da. Es algo que le agra­dez­co a la pro­duc­to­ra, haber­me ofre­ci­do poder hacer algo así. Pen­sé mucho en el clien­te, TV3, y en sus cule­bro­nes. De ahí salie­ron per­so­na­jes como el de la «tie­ta» Paquita.

Pero es una obra con tu sello habitual.

He sido trans­gre­sor pero sin ser­lo. Lo lle­vé a mi rollo para hacer­lo per­so­nal, con una par­te de «retran­ca» sobre la socie­dad cata­la­na y el mun­do labo­ral en mi pro­fe­sión, que no sé si lle­ga­ron a apre­ciar, por­que ya te digo que fue crea­do a su gus­to, tuve en cuen­ta el tipo de audien­cia de la cade­na. En el libro, tan­to esa «retran­ca» como el dise­ño, da pie al humor, al ridícu­lo y a lo con­tra­dic­to­rio de la vida. Des­de lue­go, hay cosas que no haría en otros pro­yec­tos, pen­sa­ba «a ver cómo con­si­go casar todo esto y que me reco­noz­can».

¿Qué hay de ti en Xavi Masdéu?

La per­so­na­li­dad es la mía, lo demás es fic­ción. Me resul­ta­ba más sen­ci­llo pre­gun­tar­me «¿qué haría yo en esta situa­ción?». Me res­pon­día y lo lle­va­ba al extremo.

¿Tam­bién te encan­ta el arroz?

Ese era el gan­cho meta­fó­ri­co, lo de «arroz pasa­do». Sé que es una com­pa­ra­ción cutre, pero resul­ta direc­ta y la gen­te lo entien­de. En cier­ta mane­ra ridi­cu­li­za al per­so­na­je y es muy libe­ra­dor para el lec­tor, ver­lo tan sufrido.

Es intere­san­te tu mane­ra de dibu­jar a los per­so­na­jes, en la mayo­ría de oca­sio­nes sin expre­sión, no tie­nen cara.

Es un tru­co bara­to, una picardía…

¿Sí?

Es el lec­tor quien tie­ne que recons­truir al per­so­na­je. Pue­des insi­nuar su expre­sión dibu­jan­do una boca o los ojos, pero es el lec­tor quien aca­ba el dibu­jo. Es igual que cuan­do lees un libro y pones la voz en los diá­lo­gos. Ade­más, te aho­rras un mon­tón de tra­ba­jo. En ani­ma­ción, tener que hacer bocas y ojos es muy labo­rio­so. En espe­cial dar­le vida a los labios, por­que hay que ajus­tar los movi­mien­tos al soni­do de las voca­les. Los espec­ta­do­res no se fijan, pero eso no se hace solo. Sin­cro­ni­zar las bocas es com­pli­ca­dí­si­mo. Y si enci­ma no hay presupuesto…

Tam­bién te has aho­rra­do mucho tra­ba­jo inclu­yen­do fotos en los fon­dos… Sí que eres vago, sí… (risas).

No las pon­go siem­pre, ¿eh? En los cómics se tien­de a la redun­dan­cia. Cuan­do dibu­jas a un per­so­na­je bebien­do, no hace fal­ta dibu­jar el vaso en cada viñe­ta. Lo mis­mo suce­de con las caras. En la pri­me­ra viñe­ta pue­des ela­bo­rar­la con deta­lle, los ojos, las cejas, la nariz… Pero lue­go la sim­pli­fi­cas. Es dife­ren­te a la ilus­tra­ción, aquí se tra­ba­ja más rápido.

Los tres últi­mos epi­so­dios del libro están rea­li­za­dos por Gabriel Corbera.

Sí, yo hice los boce­tos y él los aca­bó. El error del timing se acu­mu­ló, fue un sim­ple pro­ble­ma de tiem­po. Así que se deci­dió con­tra­tar a un dibu­jan­te y tra­ba­jó a par­tir de mis dibujos.

Ha teni­do tan­to éxi­to que ya está a pun­to la segun­da temporada…

Sí, y nos enfren­ta­mos a nue­vos pro­ble­mas, no hemos apren­di­do… [se ríe]. Se estre­na­rá en febrero.

¿Qué nos cuen­tas del DVD? ¿Has par­ti­ci­pa­do en él?

No direc­ta­men­te. Se han inclui­do esce­nas des­car­ta­das y se deci­dió lan­zar­lo con la mis­ma por­ta­da del libro, que me pare­ce más acer­ta­da que la que habían pre­vis­to en Cameo. Lo ideal hubie­ra sido sacar­lo todo en febre­ro, cuan­do se estre­ne la nue­va tem­po­ra­da, pero no ha habi­do mane­ra de coor­di­nar a los invo­lu­cra­dos (pro­duc­to­ra, TV3, editorial…).

¿Has encon­tra­do la mane­ra de com­pa­gi­nar este tra­ba­jo con tus otras tareas?

Inten­to divi­dir el día para hacer varias cosas. Ten­go otros encar­gos, otros libros… No me gus­ta ago­biar­me con una sola cosa.

¿Y sacas tiem­po para poner­te al día con la obra de otros compañeros?

Sí, pero el pun­to fri­ki-fan no me sale y no soy de los que van detrás de Chris Ware, per­si­guién­do­le. Inten­to estar al día de lo que me gus­ta y ya está.

Auto­rre­tra­to de Juan­jo Sáez cedi­do por el autor.

* Arroz pasa­do / Arròs covat. Juan­jo Sáez.
Reser­vo­ir Books (Bar­ce­lo­na, 2010).

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