El suave balance de la comba

Pocas veces con­ta­mos con la posi­bi­li­dad de obser­var de cer­ca los pri­me­ros pasos de una edi­to­rial. Por un lado, quie­nes nos dedi­ca­mos a ana­li­zar el mun­do edi­to­rial sole­mos ver­nos abru­ma­dos por la can­ti­dad de títu­los, auto­res y acti­vi­da­des de pro­mo­ción, y nos cues­ta cen­trar­nos en otros aspec­tos igual­men­te impor­tan­tes: los lec­to­res, los libre­ros, y los edi­to­res. Por otro lado, se da por supues­to que todas las edi­to­ria­les son igua­les, ven las cosas de la mis­ma mane­ra, o todas bus­can lo mis­mo; y que el modo de encon­trar un hue­co en la vorá­gi­ne (muchas veces injus­ta) del mer­ca­do de las nove­da­des pasa por emplear simi­la­res estrategias.

Nos pusi­mos en con­tac­to con Edi­to­rial Com­ba, intri­ga­dos por sus señas de iden­ti­dad: «La edi­to­rial nace con tres colec­cio­nes, de narra­ti­va, poe­sía y ensa­yo, así lla­ma­das, de un modo fác­ti­co, para que nin­gún obs­tácu­lo entor­pez­ca el movi­mien­to de la com­ba. Nues­tro pro­pó­si­to con­sis­te en crear una alter­nan­cia, un sal­to con­ti­nuo, con voces pro­ce­den­tes de His­pa­no­amé­ri­ca y de Espa­ña, en la recu­pe­ra­ción de obras olvi­da­das y la pro­mo­ción de nue­vas voces, así como en los for­ma­tos: edi­cio­nes al mis­mo tiem­po en papel y en digi­tal». Nos ayu­dó a tirar gene­ro­sa­men­te de la cuer­da su res­pon­sa­ble Juan Bau­tis­ta Durán.

¿Qué balan­ce hacéis del tiem­po que lle­váis con la edi­to­rial? Creo que año y medio, si no me equivoco.

Esto es, año y medio. Es muy rela­ti­vo, sin embar­go, hablar de balan­ces, siem­pre en fun­ción de las expec­ta­ti­vas, y esto es aún mas rela­ti­vo cuan­do tra­ba­jas con ter­ce­ros —auto­res, libre­ros, dis­tri­bui­do­res — , que tie­nen sus pro­pias expec­ta­ti­vas y cuyo balan­ce al res­pec­to qui­zá no coin­ci­de con el nues­tro. Por el momen­to, en cual­quier caso, no pode­mos sino tener sen­sa­cio­nes positivas,sobre todo en la cali­dad de los tex­tos publi­ca­dos y de los que están por venir.

Recuer­do cuan­do, al ini­cio de vues­tro pro­yec­to, abris­teis la posi­bi­li­dad de enviar ori­gi­na­les, anun­cián­do­lo por las redes socia­les. ¿Lle­gan muchos manuscritos?

Reci­bi­mos bas­tan­tes, sí, no todos acor­des a la línea que que­ría­mos dar­le a Com­ba, pero pro­pues­tas gra­ti­fi­can­tes cuan­do uno está ini­cian­do un pro­yec­to, al igual que las pro­pues­tas que segui­mos reci­bien­do, cada vez más orien­ta­das a nues­tro per­fil. De todos modos, y esto es una lás­ti­ma, los recur­sos actua­les de Com­ba nos impi­den aten­der como desea­ría­mos la can­ti­dad de pro­pues­tas que recibimos.

¿Ha ido cam­bian­do vues­tro catá­lo­go des­de la idea ori­gi­nal de edi­to­rial? ¿Qué cosas no han podi­do ser y os hubie­se gus­ta­do que suce­die­ran? ¿Qué títu­lo os ha depa­ra­do una sor­pre­sa mayor?

La línea de Edi­to­rial Com­ba es la que es, y de ahí no nos vamos a mover, por­que en ese foco nace la edi­to­rial. Se pue­de ampliar, como en el caso de Un lugar arri­ba (coli­nas), libro de artis­ta muy en sin­to­nía con nues­tro pro­yec­to, para el que sin embar­go tuvi­mos que crear un nue­vo for­ma­to. De las cosas que no han podi­do ser, por otra par­te, mejor no hablar: o bien se ocu­pan otros edi­to­res o a lo mejor en un futu­ro serán, y ya habla­re­mos enton­ces de ello y de nues­tros esfuer­zos por con­se­guir­lo, tal como suce­dió con dos de nues­tros libros más que­ri­dos: De mar a mar, la corres­pon­den­cia entre Rosa Cha­celAna María Moix, y No acep­tes cara­me­los de extra­ños, com­pi­la­ción de rela­tos de Andrea Jef­ta­no­vic.

¿Por qué se edi­ta? ¿Cuál es el impul­so que os lle­vó a lan­za­ros a este oficio?

Se edi­ta, en pri­mer lugar, para dar for­ma a los tex­tos, y en con­se­cuen­cia, dar­los a cono­cer y lle­gar al mayor núme­ro de lec­to­res posi­ble. En nues­tro caso, pri­mó el inte­rés en redes­cu­brir a auto­res capi­ta­les de las letras his­pá­ni­cas hoy día rele­ga­dos a un ter­cer o cuar­to plano, como Rosa Cha­cel, S. Serrano Pon­ce­laAlfon­so Reyes —este últi­mo en Espa­ña, al menos, don­de por cier­to escri­bió uno de sus mejo­res libros — , así como la volun­tad de sacar a nue­vas voces.

¿Qué obse­sio­nes per­so­na­les satis­fa­ce el hecho de edi­tar obras aje­nas? ¿Han apa­re­ci­do obse­sio­nes nuevas?

No hay mayor satis­fac­ción que sen­tir el apo­yo de quien ha crea­do algo que apre­cias y valo­ras, tra­ba­jar a la par para lograr el resul­ta­do final y hacer lue­go que el libro cir­cu­le y ten­ga los lec­to­res que mere­ce. Las obse­sio­nes, de haber­las, están más en las cues­tio­nes esté­ti­cas, en bus­car la per­fec­ción for­mal del libro.

¿Creéis en la exis­ten­cia de libros «nece­sa­rios»? ¿Qué atri­bu­tos tie­ne un libro con­si­de­ra­do como tal?

Los libros empie­zan en la men­te del escri­tor y aca­ban en la del lec­tor, y que sean nece­sa­rios o no, por tan­to, es algo que debe juz­gar el lec­tor. A gran­des tra­zos, nece­sa­rio será aquel libro que tan­to en el len­gua­je como en su con­te­ni­do per­mi­ta enten­der una reali­dad y la ilumine.

¿Qué cri­te­rios esté­ti­cos apli­cáis en cuan­to al for­ma­to y dise­ño de vues­tras publicaciones?

Al mar­gen del con­te­ni­do, lo más impor­tan­te en un libro es que sea cómo­do para su lec­tu­ra, ade­más de resis­ten­te, es decir, de cali­dad, y final­men­te que resul­te agra­da­ble a la vis­ta y al tac­to. En eso nos basa­mos a la hora de dise­ñar nues­tras publi­ca­cio­nes: libros boni­tos y cómo­dos para leer.

¿Qué os moti­va o espan­ta del futu­ro inmediato?

Lo que más nos moti­va son los títu­los que ya tene­mos en mar­cha, poner en relie­ve a nue­vas voces y seguir con la obra de quie­nes veni­mos publicando,con la volun­tad de for­mar un catá­lo­go con­sis­ten­te para los lec­to­res, que pue­dan reco­no­cer el sello Com­ba en los auto­res y a la inver­sa. La impo­si­bi­li­dad de esto, es decir, el estan­ca­mien­to y la fal­ta de lec­to­res, que los auto­res no estén satis­fe­chos de publi­car en Com­ba, es lo que más mie­do nos da.

¿Inver­tís en el for­ma­to digi­tal? ¿Se ha estan­ca­do el for­ma­to ePub, o cre­ce exponencialmente?

Nues­tros libros están sola­men­te en papel, y lo úni­co que está en digi­tal, por así decir, son unas pri­me­ras pági­nas de cada libro para que el lec­tor lo con­sul­te des­de la web. No mane­ja­mos datos muy actua­li­za­dos sobre la evo­lu­ción del for­ma­to ePub, por­que de momen­to, en lo que al libro lite­ra­rio se refie­re, al menos, la inci­den­cia es muy baja y no nos compensa.

¿Qué diag­nós­ti­co tra­za­ríais de la situa­ción cul­tu­ral con­tem­po­rá­nea? ¿Qué nece­si­da­des observáis?

La cul­tu­ra está suje­ta hoy día al espec­tácu­lo y a la inme­dia­tez, y si bien esto la hace en oca­sio­nes más cer­ca­na, la ale­ja por el con­tra­rio del esfuer­zo que con­lle­va su com­pren­sión más ele­va­da. Para cali­brar sus nece­si­da­des habría que aco­tar el tér­mino cul­tu­ra, a qué sec­to­res nos refe­ri­mos, pero en gene­ral con­si­de­ro deter­mi­nan­te la salud de la pren­sa escri­ta, ya sea en papel o en digi­tal. Una socie­dad fami­lia­ri­za­da con la pren­sa escri­ta de cali­dad cono­ce mejor su pre­sen­te y sien­te más inte­rés hacia la cul­tu­ra, en todas sus varian­tes. Hay que poten­ciar, en resu­mi­das cuen­tas, la pre­sen­cia de la pren­sa escri­ta en la vida cotidiana.

Foto­gra­fía de Juan Bau­tis­ta Durán: Edi­to­rial Comba.

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