Camilla Läckberg

Cami­lla Läck­berg (Fjäll­bac­ka, 1974) está con­si­de­ra­da como la rei­na de la nove­la de mis­te­rio en Sue­cia. Here­de­ra del esti­lo clá­si­co, ins­pi­ra­da por Agatha Chris­tie, ha publi­ca­do ya sie­te nove­las de la saga pro­ta­go­ni­za­da por la escri­to­ra Eri­ca Falck y el poli­cía Patrik Heds­tröm, cuyo amor nació en La prin­ce­sa de hie­lo (Edi­cio­nes Mae­va) y con­ti­núa desa­rro­llán­do­se en la mis­ma medi­da en que van resol­vien­do los crí­me­nes que se come­ten en el pue­blo cos­te­ro de Fjällbacka.

En Espa­ña han apa­re­ci­do las tres pri­me­ras nove­las de la serie: La prin­ce­sa de hie­lo, Los gri­tos del pasa­doLas hijas del frío. En cata­lán, Ams­ter­dam Lli­bres ha edi­ta­do la pri­me­ra de ellas, La prin­ce­sa de gel, con una her­mo­sa tra­duc­ción de Meritxell Pucu­rull.

¿Es cier­to que a los cua­tro años dibu­jas­te a Papá Noel matan­do a gol­pes a su esposa?

[se ríe]. Mi madre esta­ba muy preo­cu­pa­da, por­que siem­pre esta­ba inven­tan­do este tipo de his­to­rias horri­bles y, sí, en esa his­to­ria con­ver­tí a Papá Noel en ase­sino. Ese año no reci­bí nin­gún regalo.

Pero, ¿lle­gas­te a des­cu­brir los moti­vos por los que mata­ba a su mujer? ¿Tal vez no le gus­tó su regalo?

Des­de peque­ña siem­pre he esta­do intere­sa­da por la par­te oscu­ra del com­por­ta­mien­to humano. Real­men­te no lle­gué a bus­car el sig­ni­fi­ca­do, tal vez algún psi­có­lo­go me podría dar algu­na explicación…

¿Des­de que comen­zas­te a escri­bir tenías cla­ro que te ibas a decan­tar por la fic­ción criminal?

Todo nace de ahí. Me apa­sio­na la nove­la negra des­de que tuve capa­ci­dad para leer. He leí­do todo lo que ha lle­ga­do a mis manos. Encuen­tro que es un géne­ro fascinante.

Antes de escri­bir tu pri­me­ra nove­la fuis­te a un taller de escri­tu­ra. ¿Te resul­tó útil para dar­le for­ma al libro? ¿Asi­mi­las­te los tru­cos del arte narra­ti­vo para mejo­rar tu esti­lo o lle­gas­te con la lec­ción aprendida?

No esta­ría sen­ta­da aquí si no hubie­ra sido por ese cur­so. Apren­dí muchas téc­ni­cas que me ayu­da­ron. Pien­so que, a dife­ren­cia de lo que dice mucha gen­te, se pue­de apren­der a escri­bir. Hay que prac­ti­car mucho, pero con esfuer­zo y dis­ci­pli­na, se pue­de lograr. Sobre­to­do me ayu­dó a sen­tir que escri­bir un libro era una posi­bi­li­dad real. Has­ta enton­ces lo había vis­to como algo mági­co a lo que me resul­ta­ba impo­si­ble llegar.

Res­pec­to a la téc­ni­ca de escri­tu­ra, ¿tú tam­bién escri­bes des­de el final hacia atrás, como bue­na par­te de tus com­pa­ñe­ros? Me dicen que es más prác­ti­co para saber en todo momen­to hacia dón­de se diri­gen los personajes…

No exac­ta­men­te. Conoz­co al ase­sino y el móvil del cri­men, pero nun­ca sé cuál será el reco­rri­do que haré con los per­so­na­jes para lle­gar al final. Comien­zo siem­pre escri­bien­do des­de la pri­me­ra pági­na y con­ti­núo cro­no­ló­gi­ca­men­te. No podría ini­ciar la his­to­ria por el final.

Aho­ra que hay tan­to inte­rés hacia la nove­la negra que pro­vie­ne de los paí­ses nór­di­cos, con sus par­ti­cu­la­res señas de iden­ti­dad, sor­pren­de que la auto­ra de mayor éxi­to se incli­ne por un tipo de narra­ti­va más clá­si­ca, con un esti­lo más cer­cano al británico.

Soy de la escue­la de Agatha Chris­tie, me encan­ta la fic­ción clá­si­ca bri­tá­ni­ca. Y este cor­te tra­di­cio­nal pro­cu­ro com­bi­nar­lo con las rela­cio­nes huma­nas con­tem­po­rá­neas, el esti­lo de vida actual. Me aten­go a las reglas del géne­ro impues­tas por estos escri­to­res tan fabu­lo­sos. Lo pre­fie­ro al esti­lo nor­te­ame­ri­cano, que está más basa­do en la acción.

Tus lec­to­res se empe­ñan en encon­trar simi­li­tu­des entre Eri­ca Falck y tú. Has dicho que, a medi­da que pasa el tiem­po, eres tú quien se va pare­cien­do a ella. ¿Te estás con­vir­tien­do en tu per­so­na­je? Es una rela­ción extraña…

Al prin­ci­pio inten­té man­te­ner a Eri­ca ale­ja­da de mi, por eso la des­cri­bí con un físi­co muy dife­ren­te al mío. Pero a medi­da que va avan­zan­do su vida en las nove­las, nos vamos pare­cien­do más, has­ta el pun­to de que le he lle­ga­do a dar mi voz, le he dado algu­nas de mis pro­pias expe­rien­cias. Podría decir­se que somos pare­ci­das pero no idénticas.

Siem­pre me han dado mucho mie­do los pue­ble­ci­tos cos­te­ros. Lo atri­bu­yo, en espe­cial, al cine y a las pelí­cu­las de sus­pen­se y terror, cuyas tra­mas sue­len trans­cu­rrir en este tipo de micro­cos­mos. Pelí­cu­las como Tibu­rónLos pája­ros, refle­jan el mie­do a lo des­co­no­ci­do y, a la vez, su entorno físi­co redu­ci­do per­mi­te jugar con pocos per­so­na­jes que repre­sen­tan dife­ren­tes carac­te­res. ¿No tie­nes la impre­sión de que las peque­ñas pobla­cio­nes como Fjäll­bac­ka son tre­men­da­men­te extrañas?

Sí, sé per­fec­ta­men­te a qué te refie­res. Esa sen­sa­ción de mie­do tam­bién la he sen­ti­do, por ejem­plo, cuan­do en oto­ño hay tor­men­tas y el agua del mar lle­ga has­ta las casas. Pre­ci­sa­men­te en Fjäll­bac­ka hay mon­ta­ñas detrás de los hoga­res, lo que hace aumen­tar la sen­sa­ción claus­tro­fó­bi­ca. Por eso esco­gí mi pue­blo para ambien­tar las nove­las. Es una loca­li­za­ción pre­cio­sa e idí­li­ca pero con un cier­to toque malévolo.

la-princesa-de-gelYa que has sido pro­fe­sio­nal del mar­ke­ting, qui­zás podrías expli­car­nos el secre­to para que, al mar­gen de la cali­dad de tus nove­las, hayas logra­do tras­pa­sar fron­te­ras y con­se­guir lle­gar a tan­tos lec­to­res adic­tos a Cami­lla Läckberg…

Es difí­cil para mi saber los moti­vos por los que mis libros han teni­do tan­to éxi­to en otros paí­ses. Creo que, en par­te, es por la com­bi­na­ción que te comen­ta­ba antes entre el argu­men­to clá­si­co y el mar­co más actual que uti­li­zo. Tam­bién por la rela­ción entre Eri­ca y Patrik, que dan con­ti­nui­dad a las his­to­rias. Los lec­to­res quie­ren saber más sobre ellos. Creo que otro de los gran­des fac­to­res del éxi­to es el pro­pio país de Sue­cia. Se tie­ne una ima­gen idí­li­ca, pero leyen­do mis libros y los del res­to de auto­res que pro­ve­ni­mos de allí, se pue­de com­pro­bar que es un país que tam­bién sufre con sus con­tra­dic­cio­nes y pro­ble­mas. No es per­fec­to en absoluto.

Eri­ca y Patrik. Dices que los lec­to­res tie­nen curio­si­dad por su his­to­ria y nos tie­nes intri­ga­dos. En Espa­ña han apa­re­ci­do publi­ca­das tres de las, has­ta aho­ra, sie­te nove­las escri­tas. ¿Nos pue­des avan­zar algu­na cosa de hacia dón­de va la rela­ción de la pare­ja pro­ta­go­nis­ta de tus intrigas?

Me gus­ta mucho hablar de los dra­mas coti­dia­nos de cada día que todos sufri­mos pero que pasan des­aper­ci­bi­dos por­que los cree­mos natu­ra­les. Y los inclu­yo en la vida de Eri­ca y Patrik para ver cómo lo lle­van ellos: su ena­mo­ra­mien­to, su matri­mo­nio, la mater­ni­dad… La his­to­ria con­ti­nua­rá por este camino, vivien­do su coti­dia­ni­dad. Pue­do avan­zar que habrá una boda y, segu­ra­men­te, otro hijo.

La excep­cio­na­li­dad del cri­men afec­ta a esa coti­dia­ni­dad que dices.

Tam­bién for­ma par­te de la loca­li­za­ción, en Fjäll­bac­ka todos se cono­cen y cual­quier suce­so dra­má­ti­co, como un ase­si­na­to, afec­ta a la comunidad.

Con­fie­sa: ¿Te ins­pi­ras en tus vie­jos veci­nos para crear personajes?

Sí, a algu­nos per­so­na­jes los cojo pres­ta­dos [se ríe]. A veces son deta­lles de algu­nas per­so­nas y otras uti­li­zo per­so­na­jes reales que conoz­co. Por ejem­plo, cuan­do escri­bía el cuar­to libro, que sal­drá en Espa­ña en mayo, me lla­mó mi madre y me con­tó que había ido a tomar café con un ami­go que es el con­duc­tor del camión de basu­ras de Fjäll­bac­ka y éste le había pedi­do que me dije­ra que, por favor, no pusie­ra nin­gún cadá­ver en su camión. Pen­sé: «¡Qué bue­na idea!». Y, efec­ti­va­men­te, en la nove­la apa­re­ce nues­tro ami­go con un cadá­ver en el camión.

En cual­quier caso, nin­guno de ellos se podrá sen­tir iden­ti­fi­ca­do con los ase­si­nos de tus libros, sería de muy mal gusto.

No, eso no. Muchos veci­nos me comen­tan que podría incluir en algu­na nove­la un cadá­ver en su jar­dín, o en su bañe­ra. O me dicen que, en su casa, tie­nen un lugar per­fec­to para matar a alguien.

¿Te has pues­to lími­tes? ¿Sabes ya has­ta dón­de lle­ga­rás con la his­to­ria de Eri­ca y Patrik?

Sería inca­paz de deter­mi­nar un núme­ro con­cre­to de nove­las para desa­rro­llar la serie. Para mi es natu­ral con­ti­nuar escri­bien­do mien­tras lo siga encon­tran­do emo­cio­nan­te y pue­da expli­car nue­vas cosas sobre mis per­so­na­jes. En el momen­to en que me abu­rra o lo vea como una obli­ga­ción será cuan­do lo deje.

¿Tam­po­co te has plan­tea­do pro­bar con otros per­so­na­jes o géneros?

He publi­ca­do otras cosas en Sue­cia: Un libro de coci­na, otro infan­til… Voy pro­ban­do en varios esti­los dife­ren­tes para con­ti­nuar esti­mu­lan­do mi crea­ti­vi­dad y tener nue­vas ideas. Pero nece­si­to seguir tra­ba­jan­do con estos per­so­na­jes. Yo mis­ma ten­go mucha curio­si­dad por saber qué les pasará.

¿Estás satis­fe­cha con las adap­ta­cio­nes tele­vi­si­vas que se han hecho?

Con las dos pri­me­ras no, eran algo sosas. Se han adap­ta­do los cua­tro pri­me­ros libros. El ter­ce­ro y el cuar­to se estre­na­ron en tele­vi­sión duran­te la Navi­dad y me han gus­ta­do. Han tra­ba­ja­do con más pre­su­pues­to, cam­bia­ron al equi­po de pro­duc­ción, al direc­tor… Aho­ra estoy intri­ga­da por­que se va a adap­tar La prin­ce­sa de hie­lo en Fran­cia. Será una pro­duc­ción ínte­gra­men­te fran­ce­sa, roda­da allí y con repar­to fran­cés. Pue­de resul­tar interesante.

Con Hen­ning Man­kell y su ins­pec­tor Wallan­der pasó algo pare­ci­do. Exis­te una estu­pen­da serie fil­ma­da en Sue­cia pero la BBC deci­dió hacer su ver­sión pro­ta­go­ni­za­da por Ken­neth Branagh.

¡Ah, sí!, es muy diver­ti­da por­que res­pe­ta­ron los nom­bres sue­cos y los acto­res bri­tá­ni­cos se tie­nen que esfor­zar mucho para pro­nun­ciar­los [se ríe].

* La prin­ce­sa de gel. Cami­lla Läckberg.
Tra­duc­ción al cata­lán de Meritxell Pucurull.
Ams­ter­dam Lli­bres (Bar­ce­lo­na, 2010).

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