¿Qué provoca que un autor llegue a vender millones de ejemplares y obtenga el beneplácito de tantos lectores, especialmente en su país? ¿Existe una fórmula mágica para convertirse en una garantía de éxito libro tras libro? Muchos dirán que se trata de encontrar la fórmula mágica, otros que no hay más que seguir las tendencias del mercado, o quizás convertirse en una marca reconocible. Tal vez lo único necesario es tener talento para escribir lo que a uno le apetece y conseguir contactar con la gente, algo que pocas veces ocurre pero, cuando pasa, se convierte en un fenómeno analizado hasta el cansancio. En Francia, Guillaume Musso (Antibes, 1974) es un autor al que todo el mundo conoce. Sin embargo, en España, pese haber publicado ya varias de sus obras, aún no ha logrado destacar en el mar sobrecargado de la oferta editorial. Quizás con La llamada del ángel, publicada por Debolsillo, empiece a crecer el número de sus lectores. En cualquier caso, la reciente visita que nos hizo para dar a conocer esta novedad, y sus declaraciones en un encuentro que mantuvimos con él, nos permite dar con algunas claves que personalizan su experiencia como autor y hallamos alguna respuesta al porqué seduce tanto al país vecino.
1. El accidente que cambió su vida.
En el año 2000, cuando viajaba en coche para encontrarse con su novia, que vivía en Niza, Guillaume Musso sufrió un grave accidente.
«El accidente me hizo tomar conciencia de la fugacidad de la vida. Hasta entonces era un chaval bastante despreocupado y de repente me empezaron a interesar más las cosas, digamos, en un sentido profundo. Tenía ganas de hablar de ese cambio de conciencia pero a través de la ficción, porque me resulta un género más lúdico que el ensayo. Así nació Y después…, mi primera novela, en la que incorporé elementos sobrenaturales. La llamada del ángel, que se publicó en Francia hace tres años, representó un punto de inflexión. Ahora mis libros ofrecen una línea más propia del thriller».
2. La marca de fábrica.
El azar, el destino, la conexión que se genera entre dos personajes, son conceptos del universo narrativo de Musso y de los que ya le resulta imposible desvincularse.
«Lo considero una marca de fábrica. Es lo que me interesa en la vida y creo que no podría escribir sobre los vínculos entre las personas si no es abordándolas desde la magia que se produce, del encuentro considerado un choque, una colisión entre dos personas. Siempre me ha parecido que un encuentro casual puede cambiarnos la vida, para lo bueno y para lo malo. Es algo que siempre está presente en mis novelas».
3. La atracción de los polos opuestos.
Los principales protagonistas de las novelas de Musso suelen son dos personas antagónicas (hombre y mujer) que acaban enlazadas en una historia que les lleva a entenderse, algo que funciona muy bien para hacer avanzar la trama.
«En mi vida he experimentado ambas cosas, a veces hay encuentros con personas que son contrarias a ti y sin embargo te entiendes muy bien con ellas, pero también ocurre lo contrario, no hay una generalidad. Los opuestos que se atraen son la base de la comedia romántica americana desde las películas con Cary Grant y Katherine Hepburn, que eran muy innovadoras en su momento. Con La llamada del ángel quise jugar a hacerle creer al lector durante las primeras cincuenta páginas que iba a leer una comedia romántica para, poco a poco, desviarlo, conducirlo a algo más oscuro, más negro».
4. El ménage à trois literario.
Nuestro autor practica una técnica heredera de Alfred Hitchcock: quiere que los lectores participen en la historia junto a los personajes, permaneciendo él mismo como instigador para que esto suceda.
«Me encanta Hitchcock y su idea de personas ordinarias enfrentadas a situaciones extraordinarias que les superan. Hitchcock, y también Howard Hawks, colocaban a sus héroes a la altura del hombre común. En el caso de Hitch, en alguna ocasión habló del ménage à trois con el espectador, y lo vemos representado en la pantalla cuando Cary Grant e Ingrid Bergman se besan en un momento que parece interminable, o cuando asistimos, en primerísimo plano, a un momento íntimo entre Grace Kelly y James Stewart. Siempre pienso en cómo embarcar al lector de forma que tenga la sensación de participar en la escena junto a los personajes».
5. La búsqueda de nuevos lectores.
Musso ha sabido ampliar la que ya era su millonaria red de seguidores cambiando el registro de las novelas, manteniendo aquello que más valoraban los lectores y adentrándose en el policíaco.
«He tomado una dirección distinta que me ha permitido ganar lectores que antes no tenía. Había una imagen un tanto deformada de lo que yo podía escribir. Me limitaban pensando que lo que hacía eran básicamente historias de amor, de ahí que muchos se sorprendieran con este giro hacia algo construido más en el sentido del suspense y de la intriga policíaca».
6. Desligarse de etiquetas erróneas.
Con sus primeros libros, muchos quisieron vincular a Musso con el «estilo Moccia», algo que quizás pudo perjudicar a su imagen y a su obra, especialmente en España.
«No tengo nada contra él, le respeto, pero no puedo aceptar que se me ponga la etiqueta de otro autor. Era consciente de ello, porque incluso en Francia tenían ese concepto de mi obra. Es un umbral que ya he superado. Ahora tengo lectores que siguen a Harlan Coben, a Stephen King, a Jo Nesbø… Me complace haber podido desprenderme de esa etiqueta de autor de novela romántica o sobrenatural».
7. Conectar con el lector de nuestro tiempo.
Musso mantuvo, desde su juventud, una conexión permanente con la cultura clásica y con los nuevos formatos creativos, especialmente con el cine, lo que provoca que su narrativa sea muy visual y genere adicción.
«Tengo una cultura diversa, por un lado una cultura literaria clásica que heredé de mi madre, que era bibliotecaria y que me hizo leer a los clásicos de la literatura francesa y mundial desde muy joven, pero también he procurado estar al corriente de la cultura más pop, vinculada al cine, al cómic, a la televisión. De esta manera es como abordo la escritura, moviéndome entre esas dos culturas».
8. La transmisión de conocimientos…
Son conocidas las inserciones que Musso realiza en sus libros, con referencias y citas a obras que han formado parte de su formación como lector, y la influencia que estas tienen en sus seguidores.
«Mi madre no era nada sectaria, no me decía que leyera solo a Proust o a Joyce, también me recomendaba adentrarme en King o en Verne. Era la cultura entendida en el sentido más amplio. Ella odiaba el esnobismo. Además, he sido profesor durante diez años. Me gustan las citas porque a través de ellas se transmite cultura, puedes motivar a leer otras cosas. Recibo correos de gente que me dice que leen los libros que cito, y es algo que me ilusiona de manera especial».
9. … no siempre influye en la vida de escritor.
Musso fue profesor de economía. Sin embargo no cree que su experiencia en ese ámbito haya contribuido a su faceta como escritor, más bien al contrario.
«También en esto considero que tengo una doble cultura. Mi madre me dio la cultura artística y literaria, mi padre la económica. Crecí con esas dos dimensiones y necesito ambas cosas. Me gusta la racionalidad de la economía porque quiero entender el mundo que me rodea. Enseñar a estudiantes de instituto y a universitarios me ha aportado mucho, pero mi vida como profesor me mantenía apartado de la literaria, no había puentes entre una y otra. Si reflexiono sobre ello, quizás es al revés, mi interés por explicar historias fue lo que propició una manera de abordar la enseñanza en la que le daba importancia a cómo transmitir los conocimientos a mis alumnos manteniendo una narrativa. Si hay un vínculo entre ambas cosas, quizás la causalidad fuera inversa».
10. La metodología y el trabajo de escritura como modo de vida.
Musso escribe. Mucho. A diario. Esto le ha permitido no bajar la guardia y publicar un libro al año. Su mente no descansa pensando en nuevas historias.
«Trabajo cada día. Hoy he trabajado un rato y seguiré más tarde. Me encanta, es mi vida. Escribir historias es mi pasión. Es algo que hago de forma natural, no es premeditado. Nada me obliga a escribir un libro al año, responde a un ritmo que me resulta propio, pero no me lo impongo. Necesito unos diez meses para redactar el libro pero una novela puede estar madurando en mi mente durante años. Por ejemplo, la primera idea para La llamada del ángel la tuve en 2007. Estaba haciendo una promoción en Canadá, me encontraba en el aeropuerto para regresar a Francia y puse mi portátil a cargar. Una joven americana pensó que era el suyo y se marchó con él. Esa experiencia quedó retenida en mi mente. Solía explicar a mis amigos la historia de un par de desconocidos que, por accidente, intercambiaban sus portátiles, pero no sabía qué podría suceder a continuación, aunque tenía claro que no se trataba solo de una comedia romántica. Hasta que un día se produjo el clic. Pensé en hacer que la mujer fuera policía. De esta manera pude desbloquear la historia para pasar a escribirla».
11. Ni un día sin pensar en nuevas ideas.
La mente inquieta de Guillaume Musso no para. Cualquier suceso, anécdota o noticia podría ser la base para escribir un libro. De ahí que mantenga su atención alerta y guarde varios proyectos en la recámara.
«Sé que hay autores que sufren el síndrome de la página en blanco o momentos de falta de inspiración. Tengo la suerte de tener muchas ideas. Puedo pasar tres meses desarrollando una historia, cansarme, pasar a otra… Mi mujer me dice que el problema es que tengo demasiadas ideas y tiendo a dispensarme, por eso me resulta curioso que mucha gente piense que una novela al año es mucho. Yo soy lento, pero el hecho de trabajar a diario me permite mantener ese ritmo. Acabo de tener un hijo y me doy cuenta de que una parte de mi tiempo ya está al 100% absorbido por él. Quizás eso es lo que me da más ganas de escribir».
12. Las capas de lectura.
No hay escritor que no advierta de sus propios libros que tienen varios niveles de lectura. Incluso Musso. En su caso, busca que el lector disfrute con una lectura ágil, pero también le interesa que reflexione acerca de la realidad en la que vive.
«Me gusta que puedan haber varios niveles, una historia entretenida que permita ir pasando páginas y profundizar en un tema, ya sea el duelo, el destino, el encuentro, el tiempo que pasa, la vejez, la resiliencia… Todo esto se organiza a veces de manera inherente, en otras ocasiones el tema de fondo aparece cuando ya he escrito cien o doscientas páginas».
13. La comunicación, tema de fondo en La llamada del ángel.
En su penúltima novela, Musso aborda un tema recurrente en la actualidad: la comunicación en un tiempo en el que es casi imposible permanecer desconectados.
«Es algo que me fascina como novelista. Las nuevas tecnologías aportan un montón de historias. Pero como ciudadano puede dar un poco de miedo. Asusta ver cómo esta tecnología canibaliza nuestra vida, cómo sirve para espiarnos, cómo los niños se sienten fascinados por las tabletas. Esto crea nuevas formas de comunicar que son fantásticas, pero también plantea problemas importantes vinculados con la vida privada, con la intimidad que nosotros mismos estamos dispuestos a mostrar. Así que, como novelista, me siento seducido por las nuevas posibilidades narrativas que ofrecen estas tecnologías. Y lo digo en un sentido amplio, no me refiero solo a la comunicación, también en el ámbito médico, en los avances relacionados con el corazón artificial, la psicología, la psiquiatría, la comprensión de los sueños, la farmacología… Estas innovaciones plantean problemas y peligros muy potentes y no siempre es fácil aportar una respuesta. Y me asusta la deshumanización. Quería abordar esta novela partiendo de la tecnología pero en realidad es una historia absolutamente humana. Con lo que la tecnología es solo un pretexto para advertir de la potencia de los sentimientos, que siempre han existido».
14. Traslación al cine o a la televisión.
Musso parte con ventaja. Aparentemente, sus novelas son de fácil adaptación, de hecho, su primera novela ya fue llevada al cine bajo el título de Premonición. Sin embargo, demuestra un cierto temor a que no se respete su obra.
«Recibo propuestas para adaptar mis novelas al cine o a la televisión. Ahora estoy esperando alguna que me pueda satisfacer desde el punto de vista artístico. Hay muchos autores a quienes les llegan proposiciones para escribir biblias de series. Cada vez que tengo una idea pienso en plantearla como miniserie o película pero rápidamente lo transformo en novela para tener todo el control. Conozco a la gente del cine y sé que hay muchas limitaciones de espacio, de casting, de dinero, mientras que en una novela eres el único que domina, puedes hacer lo que quieras, algo que me parece más importante. Para La llamada del ángel he recibido ofertas, pero en algunos casos no querían ambientarla en San Francisco. Para mí, San Francisco es importante en la historia. Con mi última novela, Central Park, este problema es aún más evidente ya que, aunque suene a tópico, el lugar es realmente un personaje más. Sin embargo me han ofrecido adaptarla llevando la acción a un parque de París, lo que desnaturaliza completamente la idea».
Retrato de Guillaume Musso © J. M. Perier.
Fotogramas de Rear Window © Universal Pictures.
Imagen promocional de Et après… © Fidélité Films.
El resto de imágenes utilizadas no tienen autor reconocido.